Después de innumerables gestiones conseguimos que el contenedor con las 540 cajas que contenía llegara al orfanato.

La llegada fue una fiesta por todo lo alto, ya que lo que les enviamos eran precisamente las cosas que nos habían pedido.

Nina (la directora del orfanato) nos fue mostrando como habían utilizado las cosas mas significativas: habían renovado todo el ajuar de cocina y toda la ropa de cama de todos los niños. Ahora tienen mantas para aburrir. Cada niño tiene ahora un muñeco de peluche en su cuna. Habían montado un taller de peluquería que cuando llegamos nosotros ya funcionaba. Estaban montando un taller de costura para aprender con las máquinas de coser. Todos los niños iban ya vestidos con nuestra ropa y tenían en un local las 26 bicicletas del contenedor.

Lo que más ilusión les hizo fueron los jabones, el gel de ducha, las colonias, etc.

Además habían repartido un montón de cosas a otros centros de la zona, (ropa, enseres, juguetes, toallas, mantas…)

Fue un verdadero calvario el envío del contenedor, pero viendo la felicidad que llevó al orfanato, está claro que mereció la pena.